Por: Paula Arizmendi
Quiero todo el rojo
¡El rojo desorbitado!
para borrar lo blanco
de mi sangre
(sangre de insecto,
agua y baba)
y olvidarme desde siempre
de mi dorada aureola
—tan revulsiva—,
de mi vértigo de nieve,
de mi náusea amoratada,
de este oxidado ombligo,
de las palmas con cristales,
de la carne ya verdosa.
Quiero morder el miasma rojo,
volverme carnada del fuego,
pulpa mojada del diablo,
ser piel sedosa de manzana,
Quiero volver al cielo roja,
quiero abrigarme en piel purpúrea.
Sentir el útero enclaustrado,
los dedos cenicientos,
las pálidas vísceras,
la lividez de mis respiraciones,
mis brazadas en cloro(formo)
Arrastrarme al escarlata,
naufragando en lava.
Quiero mi cuerpo encendido,
todo rojo.