Por: Mariana M. Tron
Quince veintidos
Seguramente todos lo hemos experimentado.
Lo hemos sentido pasar corriendo, con mucha prisa. A fin de cuentas, a eso se dedica, a pasar sin detenerse, sin esperar a nada ni a nadie.
Nos convertimos en fantasmas de la estación de tren
Dicen que es oro y aseguran que lo cura todo. Sin embargo, no conozco a nadie que lo haya podido capturar o tocar. Viaja más rápido que cualquier medio de transporte que la humanidad haya creado.
Caminantes del mediodía
Es todo lo que tenemos y, al mismo tiempo, nuestro enemigo. Cada día libramos una batalla contra él. Corremos y vamos por la vida preocupados por ganarle. Nos convertimos en fantasmas cuyas siluetas quedan plasmadas de manera difusa en las fotografías. Los únicos que aparecen nítidos, son aquellos que pararon y, por un instante, se dedicaron a verlo pasar.
Algunos andan, otros se detienen a ver pasar el tiempo